Un ensayo sobre los mecanismos de defensa más aplicados en las rupturas sentimentales.
Por Ignacio González Sarrió.
Superar una ruptura, aceptar sin sufrimiento excesivo el final de una
relación, puede para algunas personas convertirse en una pesadilla. La no
resolución del conflicto pasa ineludiblemente por la incapacitación del
individuo para el inicio de una nueva vida sentimental.
El refranero popular hace referencia a este tipo de mal psicológico con frases como "la mancha de mora con otra mora se quita" o "no hay mal que cien años dure", estas frases sugieren y aconsejan a la persona doliente que la mejor forma de afrontar una pérdida es relativizar su importancia, no obstante la realidad nos dice que en ocasiones la pérdida no se elabora correctamente impidiendo de esta forma cerrar el círculo.
El refranero popular hace referencia a este tipo de mal psicológico con frases como "la mancha de mora con otra mora se quita" o "no hay mal que cien años dure", estas frases sugieren y aconsejan a la persona doliente que la mejor forma de afrontar una pérdida es relativizar su importancia, no obstante la realidad nos dice que en ocasiones la pérdida no se elabora correctamente impidiendo de esta forma cerrar el círculo.
De modo que, cabe preguntarse si existen patrones de comportamiento comunes
en las personas que sufren este trastorno o conducta disfuncional. Lo cierto es
que sí. Es de sobra conocido que, en general, las personas frente a los
conflictos y amenazas de origen interno o externo, reaccionamos desplegando una
serie de "mecanismos de defensa" llamados también "Estrategias
de afrontamiento". Veamos cuales suelen estar presentes en las personas
que no pueden, por si solas, superar una ruptura sentimental y quedan,
por tanto enganchados al recuerdo de la persona amada y a la esperanza (inútil)
de una posible reconciliación.
Algunos de estos mecanismos de defensa
son consecuencia del conflicto, otros pueden sin embargo, estar presentes antes
del mismo.
Agresión pasiva.
Es un mecanismo de afrontamiento que
surge como consecuencia del conflicto emocional interno, el individuo puede
llegar a interiorizar que personas de su entorno han contribuido a la ruptura
de manera indirecta, esta idea no termina de aceptarla abiertamente, no
obstante dicho conflicto puede provocar agresividad hacia los demás de forma
indirecta y no asertiva, de forma que la persona muestra una máscara externa de
abierta sumisión a los demás, pero detrás esconde en realidad resentimiento y
hostilidad. Este resentimiento reaviva el conflicto y lo perpetua.
Anticipación.
El sujeto anticipa una serie de estados
y reacciones emocionales asociadas al conflicto frente a situaciones que
todavía no se han producido. Se trataría de una excesiva reactividad provocada
por expectativas no realistas.
Comportamiento
Impulsivo.
El individuo afronta el conflicto
emocional a través de la acción más que de la reflexión, dando lugar a la
pérdida en el control de los impulsos, agresividad, sexo compulsivo, abuso de
alcohol y sustancias, etc, tratando con esta conducta paliar el malestar
intrapsíquico.
Desplazamiento.
Esta respuesta consiste en convertir
algo inicialmente neutro, en fuente de poder para inflingir daño a uno mismo,
dotándole así de la capacidad para provocar emociones y respuestas aversivas
propias de la situación origen del conflicto. Por ejemplo: "Ver un
paisaje, hace recordar a la persona amada".
Devaluación.
El individuo se enfrenta al conflicito
emocional interno atribuyendo cualidades exageradamente negativas a sí mismo.
Fantasía autista.
El sujeto se enfrenta al conflicto
intrapsíquico mediante fantasías excesivas que sustituyen la búsqueda de
relaciones interpersonales, o la resolución del problema.
Formación reactiva.
El conflicto interno hace que la persona
sustituya comportamientos, pensamientos o sentimientos que le resultan
inaceptables por otros diametralmente opuestos (este mecanismo de defensa suele
actuar simultáneamente con el de represión). Por ejemplo: frente al pensamiento
"es definitivo, no volverá nunca", el sujeto se dice a sí mismo:
"seguro que se da cuenta de cuanto me quiere, recapacita y me llama".
Idealización.
La persona se enfrenta a los conflictos
emocionales y amenazas internas o externas atribuyendo cualidades
exageradamente positivas a los demás. en este caso es incapaz de observar todos
aquellos aspectos desagradables o negativos tanto de la persona amada como de
la relación.
Negación.
El individuo se enfrenta al conflicto
emocional negándose a reconocer los aspectos dolorosos de la realidad o de las
experiencias subjetivas, que por otra parte, son manifiestas para los demás.
Omnipotencia.
La persona cree o actúa como si
dispusiera de poderes o capacidades especiales que le hacen superior a los
demás. en este caso, cree que podrá convencer a la ex-pareja para que vuelva
con él.
Racionalización.
El individuo inventa sus propias
explicaciones de lo sucedido, explicaciones tranquilizadoras pero incorrectas,
para encubrir las verdaderas motivaciones que rigen sus pensamientos, acciones
y sentimientos. Un forma de autoengaño.
Represión.
La persona expulsa de su conciencia o no
se da por enterado de los deseos, pensamientos o experiencias que le causan
malestar. sin embargo el componente afectivo puede mantenerse activo en la
conciencia, desprendido de sus ideas asociadas.
Sublimación.
la persona canaliza sentimientos e
impulsos potencialmente desadaptativos en componente socialmente aceptables,
por ejemplo: "deportes de contacto para canalizar impulsos agresivos
generados por la frustración que le supone la pérdida".
Supresión.
La persona evita intencionadamente
pensar en los problemas, deseos, sentimientos o experiencias que le producen
malestar.
Fdo.,
Ignacio G. Sarrió.
Psicólogo. Psicoterapeuta.
Perito Judicial y forense.
696102043.
Comentarios
Publicar un comentario