PSICOPATÍA INFANTIL: Modelo de Frick.
Frick
propone un modelo etiológico, según el cual los problemas de conducta de inicio
temprano pueden responder a diferentes vías causales. En un primer
grupo sin características de Dureza/Insensibilidad, la etiología puede ser muy
heterogénea, por ejemplo, en unos niños el factor crucial puede radicar en
ambientes de crianza problemáticos, en otros una baja inteligencia puede dar
lugar a dificultades para anticipar las consecuencias de la conducta. Sin
embargo, a juicio de Frick, es un segundo grupo, mucho más
homogéneo, cuya principal característica es la alta puntuación en la dimensión
Dureza/Insensibilidad
(D/I), dimensión donde según este autor, radica la esencia de la psicopatía
infanto-juvenil (Frick et al. 1994).
De esta forma y a través de la aplicación del instrumento PSD
(Psychopathy Screening Device), se observa una estructura de dos factores
muy semejantes a la encontrada en población adulta, que son
Impulsividad/Problemas de Conducta (I/PC) y dureza/Insensibilidad (D/I).
El factor (I/PC) refleja el aspecto relativo a los problemas de conducta,
mientras que el factor (D/I) se centra en características relacionadas con falta de sentimientos de
culpa, emociones superficiales y falta de empatía. Esta dimensión D/I rescata
los rasgos de crueldad y frialdad emocional que actualmente se asocian a la
conceptualización de la psicopatía infanto-juvenil.
De un modo semejante a Lynam, Frick apela a déficits de inhibición conductual.
Estos déficits serían un reflejo de un débil sistema de inhibición del comportamiento
y se manifestaría en la falta de miedo y en tareas que exigen modulación de la conducta en respuestas a señales de castigo.
Un estudio de
revisión en muestras judicializadas (Andershed, Gustafson, Kerr & Stattin,
2002), informa que los jóvenes que presentan las características de crueldad,
indiferencia afectiva y frialdad emocional asociadas al factor D/I, cometen más
delitos y de mayor gravedad que los adolescentes transgresores no psicopáticos,
comienzan sus transgresiones a más temprana edad y están más implicados en
violencia institucional.
En
muestras de escolares, Essau et al., (2006) y Frick et al. (2000) señalan que
los rasgos de crueldad, desafección y frialdad emocional, al combinarse con
problemas de conducta, son los que mejor detectan la psicopatía en niños y
jóvenes de los dos sexos. Además, estos autores señalan, de común acuerdo con
Dadds, Fraser, Frost y Hawes (2005), que aunque las dimensiones que emergen en
niños y jóvenes de población general no son tan claras como las que surgen en
los adultos y jóvenes judicializados, las características de carencia de culpa,
remordimiento, emocionalidad y empatía, junto a un uso manipulativo de los
otros en función del propio beneficio, constituyen el elemento
diferenciador del subgrupo psicopático en poblaciones escolares.
En contextos no
judicializados los rasgos que mejor detectan la psicopatía en niños y jóvenes
de los dos sexos son la crueldad, desafección y frialdad emocional
al combinarse con problemas de conducta. Essau et al., (2006) y Frick
et al. (2000).
De manera que como se puede observar, la
falta de empatía se convierte en eje central para entender la
psicopatía juvenil, esta carencia se relaciona directamente con la insensibilidad
emocional presente en las conductas violentas (Widiger y Lynam, 1998).
Por otra parte, encontramos
otra característica propia de estos jóvenes, la dificultad para discernir entre lo bueno y lo malo, pero no
desde lo cognitivo (razonamiento moral) sino desde lo afectivo e
interpersonal, lo cual explica la característica presente en los individuos
psicópatas, a saber, que pueden comprender que alguien está sufriendo
(vertiente cognitiva) pero no pueden sentirlo (vertiente emocional).
Fdo. Ignacio G. Sarrió.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Col. Valencia.
grupospsicojuridica@gmail.com
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