RELACIÓN ENTRE CONFLICTIVIDAD/VIOLENCIA INTERPARENTAL Y ADAPTACIÓN PSICOLÓGICA DE LOS HIJOS. Perspectivas teóricas.
En la
bibliografía actual se pueden encontrar cuatro perspectivas teóricas
principales que relacionan la conflictividad y violencia interparental con la
adaptación psicológica de los hijos. Estas son: el aprendizaje observacional,
la disrupción del sistema familiar, el marco cognitivo-contextual y la
hipótesis de la seguridad emocional. Las dos últimas intentan explicar la
relación entre los conflictos matrimoniales y la adaptación de los hijos desde
la perspectiva del procesamiento de la información (Cantón Duarte et al.,
2013). No obstante, estos modelos son válidos para la violencia entre la pareja
y los conflictos parentales en familias intactas y en cómo estos afectan a los
hijos, no para aquellas familias cuyos progenitores ya no conviven, pero que no
por ello han dado por terminadas sus desavenencias y problemas, que en muchos
casos no manifestarán de forma directa, sino indirecta, soterrada y en
ocasiones a través de los propios niños.
De forma que
las interferencias parentales y en general la conflictividad interparental en
familias desestructuradas e inmersas en procesos judiciales por la guarda y
custodia de los hijos menores, suponen una grave problemática en la cual se ven
implicados gran cantidad de recursos, tanto materiales como profesionales, escapando
así a lo puramente legal e imbricándose con aspectos de índole psicológico,
económico y social. Por ello, todos los profesionales involucrados manifiestan
la relevancia de continuar con el estudio de los mecanismos tanto jurídicos
como sociales y psicológicos que intervienen en estos procesos, visibilizando
las causas y consecuencias que se derivan del conflicto judicial y aplicando las
medidas que mejor puedan ajustarse a la realidad de cada caso.
Se sabe que
la ruptura y separación familiar implica necesariamente una redefinición de los
roles familiares y las relaciones entre sus miembros. Las relaciones entre
padres e hijos se ven necesariamente alteradas en diversos sentidos. Tras el
divorcio, puede surgir en los menores un conflicto por la ausencia de uno de sus
progenitores o por la pérdida de la relación paterno-filial, siendo necesaria
en este último caso una intervención terapéutica y pautas de acercamiento para
reanudarla (Tejedor, 2012). Cuando la
separación o divorcio son conflictivos y tanto la cordialidad entre los
progenitores como la comunicación entre ellos se ven gravemente afectadas, es
habitual que se generen diferentes patrones de relación que pueden comprometer
los roles intrafamiliares y los límites interpersonales (Cheng y Kuo, 2008; De la Torre, 2005), dándose -en algunos casos- un rechazo por parte del niño hacia
uno de sus dos progenitores, rechazo que puede entenderse como una expresión
adaptativa del menor frente a los requisitos de la nueva situación que se le
presenta. También es frecuente que dichas situaciones de rechazo a un
progenitor deriven con el tiempo en la aparición de dificultades y trastornos
emocionales y psicológicos que terminen por interferir en el desarrollo y
evolución del menor.
Por ello, y
en aras de velar por el mejor interés del niño, siempre que las circunstancias
lo permitan, es aconsejable el contacto continuado de éste con ambos
progenitores (Chasin y Grunembaum, 1981; Maccoby
y Mnookin, 1992; Musetto, 1981), considerándose como una actitud muy
saludable y criterio de atribución de la custodia la actitud cooperadora entre
progenitores a fin de asegurar la máxima estabilidad del menor.
Nota. Texto extraído de la Tesis Doctoral: "Las Interferencias Parentales y la Alienación Parental en el contexto jurídico español. Una revisión de sentencias judiciales en materia de guarda y custodia de menores". Autor: Ignacio González Sarrió. Universidad de Valencia.
Ignacio González Sarrió.
Doctor en Psicología Jurídica.
Perito judicial y forense.
Miembro del Turno de Peritos Forenses del Ilustre Colegio Oficial de
Psicólogos.
NºCol.cv06179.
696102043
Valencia.
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