CONSECUENCIAS DEL DIVORCIO/SEPARACIÓN PARENTAL EN LOS HIJOS.
CONSECUENCIAS NEGATIVAS ASOCIADAS A
LA SEPARACIÓN PARENTAL: PSICOEMOCIONALES Y CONDUCTUALES.
Consecuencias
Psicoemocionales:
Sentimiento
de culpa. Los niños, especialmente los más pequeños.
interpretan que las discusiones de sus padres están causadas por su
comportamiento, internalizando que ellos son los culpables de su separación
(Grych y Finchan, 1993).
Sentimiento
de abandono y rechazo. Los hijos de corta edad no comprenden
por qué uno de sus padres abandona el hogar, tendiendo a interpretar la marcha
del padre como una conducta de abandono y rechazo. Por otra parte, el
progenitor custodio, generalmente se ve forzado a disminuir el tiempo de
dedicación a sus hijos por tener que enfrentar él solo toda la responsabilidad
que el buen funcionamiento de un hogar conlleva y resolver nuevos problemas
inherentes al propio proceso de separación, como puede ser la parte judicial y
legal. Esta carga tiene que ser asumida en el momento que menos preparado se
encuentra a nivel psico-ernocional y, por tanto, requerirá más recursos
atencionales para resolver las situaciones. Todo ello va en detrimento del
tiempo de permanencia y dedicación a los hijos, siendo esto interpretado por
los menores como una conducta de rechazo y abandono.
Sentimientos
de impotencia e indefensión. La separación produce
múltiples cambios en la familia: ruptura y desestructuración del hogar y la
familia, abandono del hogar del padre no-custodio, en ocasiones otro vecindario
y otra escuela, adaptación de la familia a una nueva situación económica por lo
general menos favorecedora (Seijo, Fariña y Novo, 2000). Los cuales se producen
de forma precipitada sin que el menor pueda realizar nada para evitarlos.
Cuando el menor aplica a la experiencia que esta viviendo un estilo
atribucional interno, estable y global el resultado es un estado de impotencia
e indefensión, resultado bastante común en muchos de los casos.
Miedo
no resuelto e inseguridad. Los sentimientos de rechazo,
abandono, impotencia y culpa provocan miedos que en ocasiones los menores no
terminan de resolver y superar generándoles inseguridad. Lo cual se agrava cuando
se ven sometidos a conflictos de lealtades. Davies y Cummings (199'+)
consideran que la inseguridad emocional desencadenada por el conflicto familiar
en los hijos explica un porcentaje importante de las reacciones negativas de
éstos.
Ansiedad
y depresión. Como resultado de las consecuencias que
la separación produce en los padres y en los hijos, algunos niños pueden
manifestar ansiedad y depresión (Conger y Chao, 1996), que con frecuencia se
acompaña de síntomas de somatización, aunque es poco habitual que se
diagnostique a no ser que manifieste una depresión severa.
Entre
las consecuencias de tipo conductual podemos destacar:
Conductas
regresivas. La conducta regresiva, a causa de la
separación de los padres, puede plasmarse en un retroceso hacia etapas
infantiles donde recibía más atención de los progenitores. Entre los
comportamientos más habituales se encuentra la enuresis nocturna, el rechazo de
la escuela o de los grupos, el ser más exigente y problemático. En el ámbito
escolar se puede producir un proceso de involución.
Conductas
repetitivas. Pueden explicarse como un intento del
menor por controlar su propia vida, ya que no puede hacerlo con otro tipo de
acontecimientos que está viviendo (cambio de barrio, permanencia con ambos progenitores,
etc.)
Problemas
escolares. Cuando un niño se encuentra ante un proceso de
separación de sus padres, su foco de atención se centra en los problemas que
genera esa nueva situación, lo que va en detrimento de la atención que puede
dedicar a otras tareas, entre ellas las escolares, lo que motiva la aparición
de dificultades en este ámbito. Si bien es cierto que con el transcurso del
tiempo, la mayoría de los niños recuperan la línea base de su rendimiento, lo
cual suele suceder durante el primer año; sin embargo, existe aproximadamente
un 25% que no consigue recuperarse pasados cinco años (Wallerstein, 1985).
Diferentes investigaciones han confirmado la tendencia de estos menores a
exhibir problemas académicos (McLanaham, 1999). También se ha demostrado
(McLanaham, 1999 y Aro y Palosaari, 1992) la disminución del motivo de logro y
la aspiración educativa. No obstante, debemos precisar que algunos niños se
vuelcan en las tareas escolares, como una forma de olvidar los problemas que le
acucian, alcanzando mejores resultados académicos que antes de la separación,
pero esto sólo sucede en una minoría de los casos.
Conductas
antisociales. Farrington y West (1990) considera que
sufrir la separación de los padres antes de los 10 años es el principal
predictor de la delincuencia juvenil y de la criminalidad en edad adulta. En
esta misma línea. diferentes autores concluyen que los niños que conviven en
familias rotas presentan tasas más altas de delincuencia (Sirnons y Chao,
1996).
Ref. Arce, R., Fariña, F., "Un programa de Intervención con menores en riesgo por desestructuración familiar".
Ignacio González Sarrió.
Doctor en Psicología Jurídica.
Perito judicial y forense.
Miembro del Turno de Peritos Forenses del Ilustre Colegio Oficial de
Psicólogos.
NºCol.cv06179.
696102043
Valencia.
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