MOTIVOS E INTERESES DE LOS MENORES EN LOS DIVORCIOS CONTENCIOSOS. PROBLEMÁTICAS ASOCIADAS Y CAUSAS.
La
voluntad manifestada es un factor importante para
la resolución de la controversia que pueda existir entre
los progenitores sobre los asuntos concernientes al
menor, siempre y cuando sea “reflejo
de una
decisión madura, firme, autónoma y razonada, que
responda a hechos, motivaciones o circunstancias objetivas
y no a meros deseos caprichosos o a la
influencia negativa de uno de los progenitores” (González
del Pozo, 2010, pp.7).
Una
vez establecido un régimen de visitas, comunicaciones y
estancias, podemos encontrarnos que el menor
rehusa cumplirlo justificando su negativa en diversos
motivos. Suelen ser menores entre 14 y 17 años
que, por razón de su edad y madurez, poseen un alto
grado de discernimiento y manifiestan, de forma rotunda
e inequívoca, su deseo de no relacionarse con un
progenitor, mostrando un rechazo frontal y abierto a comunicarse con él, desinterés, desgana o ausencia de
motivación alguna para establecer contacto con dicho
progenitor (González del Pozo, 2010).
Así,
tal y como se recoge en el artículo de González
del Pozo (2010), nos encontramos en ocasiones con
un menor adolescente con un alto grado de
madurez y discernimiento, que tiene la capacidad de
tomar decisiones libres en el ámbito de su autonomía personal
y que muestra rechazo o aversión hacia
uno de sus progenitores y no desea relacionarse con
él, debiendo ser respetada esa decisión, pues sería
inviable imponerle una convivencia y relación con
un progenitor cuando se muestra reacio a ello.
“Por
ello, en estos casos, la posición claramente mayoritaria
de los Juzgados y Audiencias se inclina por
acordar la suspensión, al menos provisional, del régimen
de visitas y estancias establecido y buscar vías
alternativas para recomponer personales
del menor con el progenitor rechazado, bien
mediante intervención psicológica o mediación familiar.
Y es que, en materia de relaciones personales entre
padres e hijos adolescentes, se considera preferible
convencer a imponer” (González
del Pozo, 2010,
p.18).
Causas
que puede alegar el menor para fundamentar
su oposición.
Las
causas o motivos que aportan los menores para explicar
su negativa a relacionarse con un progenitor son
de muy diversa índole. En ocasiones las causas pueden
estar relacionadas con el comportamiento del progenitor
rechazado, con la actitud del otro progenitor, o
con las propias vivencias del menor, que pudo experimentar
antes de la ruptura familiar.
Generalmente,
lo que provoca en los menores rechazo
o aversión hacia la figura del no custodio son
las conductas inadecuadas e inapropiadas con el mismo
(trato humillante, rigidez e inflexibilidad, severidad
y/o disciplina excesivos, etc.), haber presenciado episodios
de violencia hacia otras personas, o
haber sido objeto ellos mismos de actos de violencia
en el ámbito familiar por parte del progenitor rechazado,
e incluso en el peor de los casos, haber
sido vejados y/o abusados sexualmente por el progenitor,
sin haber denunciado los hechos, por lo que
no se rescinden las visitas. En
otras ocasiones el menor muestra resistencia a relacionarse
con un progenitor en base a sus propias convicciones,
por sus experiencias personales o cuando
tienen conocimiento de circunstancias objetivas del
mismo que le provocan distanciamiento y falta
de afecto.
Si
hablamos de menores que han sido colocados en
medio del conflicto parental, ha podido surgir un conflicto
de lealtades, por lo que su rechazo a mantener relaciones
afectivas con el progenitor se debería a
motivaciones internas, como el deseo de agradar al
progenitor amado y no contrariarlo mostrando alegría
ante la visita del otro.
En
casos excepcionales, el rechazo del menor y la negativa
a tener relación alguna con un progenitor, no
está basado en causa objetiva que lo justifique, pudiendo
haber sido inducido por el otro progenitor mediante
un proceso de manipulación o captación de
la voluntad del menor con el fin de desacreditar la
figura del progenitor rechazado, alegando en ocasiones hechos
inciertos que provocan en el menor aversión,
rencor u odio hacia el mismo. Ese proceso suele
ir acompañado de conductas objetivas del progenitor amado
que buscan obstruir el normal desarrollo del
régimen de visitas y/o consiguen el distanciamiento emocional
y afectivo del menor de su otro
progenitor. Estos procesos de manipulación del menor
han dado lugar a una polémica entre partidarios y
detractores del denominado Síndrome de Alienación
Parental (SAP), descrito en 1985 por Richard
Gardner y calificado de acientífico al no estar
reconocido en el CIE-10 ni en el DSM-IV (Tejedor,
2006).
Ref. Tejedor (2012). El Interés de los menores en los Procesos Contenciosos de Separación o Divorcio. Anuario de Psicología Jurídica. Vol. 22, 2012. Pags. 67-65.
Fdo. Ignacio González Sarrió.
Psicólogo. Experto en Terapia de Familia.
Perito Judicial y Forense.
Colegiado en Valencia.
NºCol. cv06179.
grupopsico@cop.es
696102043.
Comentarios
Publicar un comentario