Plan de Vida y conciencia plena.

 Plan de Vida y conciencia plena.

Los seres humanos a través del largo discurrir de la vida, vamos tomando conciencia de multitud de piezas del enorme puzle que es el mundo que nos rodea. Las piezas de ese puzle deben, no solo ser reconocidas, sino también recordadas y finalmente ensambladas unas con otras.
Todo este proceso largo y costoso está repleto de matices, claro-oscuros y  múltiples lecturas e interpretaciones.
Por regla general, el individuo, con la finalidad de no perderse por los senderos de este sinuoso recorrido, termina por elaborar y madurar un "plan de vida", con el cual trata de aproximarse lo más posible al concepto utópico de felicidad, al tiempo que procura gestionar tanto sus recursos, como dirigir sus acciones en todas las áreas de la vida.
Ese plan de vida, comprende lo que se quiere en el amor, la salud, el trabajo, la familia, la sociedad….es decir en todo. Ese plan de vida, termina por ajustarse a las condiciones que impone la realidad, y tras dura pugna entre los deseos e ideales y la realidad cotidiana, se va imponiendo la lógica y la razón, al tiempo que se perfila, definitivamente el plan, en base a las necesidades y recursos disponibles.
A lo largo pues, del discurrir diario de los acontecimientos, el individuo va poniendo en marcha este plan, y de manera más o menos consciente, va reevaluando y regulando su ejecución, es decir, su efectividad, bajo criterios cada vez más funcionales y adaptativos (entre los que destaca la necesidad cada vez mayor de ser coherente con uno mismo, valorando y discriminando de forma consciente y ponderada lo superfluo de lo esencial).
En ocasiones, las acciones y sus resultados, se separan de lo marcado o esperado en el plan de vida, entonces surgen las crisis, que serán de mayor o menor calado en función de la capacidad del individuo de corregir los resultados y acciónes no deseadas, así como de controlar los efectos negativos de las mismas, es decir las consecuencias.
De manera, que un individuo que tenga un diseño de plan de vida coherente con su filosofía, basado en principios y valores acordes a su autoconcepto y autoestima, desarrollará acciones tendentes a no contrariar dicho plan, lo cual repercutirá en el desarrollo de un mayor y más fuerte autoconcepto, convirtiéndose así el plan, sus acciones y la evaluación constante de estas, en una fuente de reafirmación positiva para el individuo.
No obstante, es necesario considerar un concepto más para poder entender de forma plena la dinámica del plan de vida, y es el concepto de conciencia plena.
Por conciencia plena se entiende, la capacidad que desarrolla el individuo a lo largo de su vida y que le permite ser consciente en todo momento de las repercusiones de sus acciones, su forma de pensar, su proceder y actuar, de modo que, poco a poco, se va dando cuenta de cuál es su posición en el mundo, su verdadera función, su papel y la verdadera relevancia ya no solo de su existencia, sino de las cosas en general.
Esto le permite poder apreciar, descifrar y entender la dinámica e interacción de los elementos que conforman el mundo, y la forma y modo, en como él, puede intervenir alterando dicha dinámica, para bien o para mal.
La conciencia plena, permite al individuo ser consciente de sus emociones y pensamientos, así como interpretar el lenguaje corporal, suyo y de los demás.
A través del cuerpo, posturas, movimientos (ritmo, cadencia, intensidad, sonoridad, profundidad, latencia), de las expresiones, gestos, muecas, a través de la intensidad sonora de las palabras, de lo que se dice, como se dice, cuando se dice, así como de lo que no se dice, vamos traduciendo el significado, intenciones y motivaciones humanas, así como las emociones y estados de ánimo.
Todo se traduce a través del lenguaje gestual, del lenguaje corporal.
Para ello debemos ejercitar la conciencia plena, a través del entrenamiento en el manejo de la atención consciente o atención focalizada, tanto al interior (nuestros propios procesos fisiológicos, emocionales y cognitivos), como hacia el exterior (el proceder y conducta de los demás en relación a nosotros mismos).
De esta forma y mediante la conciencia y atención plena, iremos dando forma al mundo que nos rodea y a nuestro papel en él, determinando en qué grado y manera nuestro plan de vida se hace realidad o nos vemos obligados a separarnos de él, a nuestro pesar.

Fdo.
Ignacio González Sarrió.
Psicólogo.
Máster en Gestión y dirección de RR.HH (colegio Oficial de Psicólogos de la CV)  y Máster en Psicología Clínica y Salud (Universidad de valencia). Doctorando en “actividad humana y procesos psicológicos”, Departamento de psicología básica, Facultad de psicología, Universidad de Valencia. Experto formador y docente (CAP).




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